Raúl Torres en La Maya
Vivir
en Cuba, vamos más hondo, en Santiago de Cuba, un poco más
de zoom, en Songo - La Maya es como vivir en, esto creo que lo dijo Leonardo
Acosta, en el incilio. Lo coloca a uno fuera del teatro, de la danza, de los
grandes conciertos, de ahí que cuando llega una figura de renombre hay que
tomárselo en serio.
Ayer
fue Raúl Torres, uno de esos cantaores legendarios por cuanto ha ido dejando en
la memoria común. Sus canciones, casi siempre de amor, tienen raros títulos: Adagio de Fauno, Nítida
fe, Candil de nieve, pero son tiernas, sutiles, dichas con una voz pequeña y muy
tierna también.
Anoche
Raúl llegó con cuatro muchachas y tres trovadores jóvenes y desgranó un puñado
de títulos entrañables, fue un concierto pequeño porque no puso muchas
canciones el matancero y además porque el público aunque apasionado era poco y
hubo el perturbado, que no falta en La Maya bailando todo el tiempo y
molestando, y un cuentapropista absurdo que , por obra y gracia de la impunidad, puso sus bafles con el Marc Anthony y vino
luego a discutir con las autoridades su derecho a molestar, uf , esta mañana lo
vi, y seguirá, pero no es ese el tema.
Raúl
Torres cantó sus títulos y el público aplaudió sincero. Temas como: Se fue, que
se han escuchado en las voces de Pablo Milanés o Simone fueron coreados por sus
fieles y hubo, claro está, la
complicidad en Candil de Nieve.
Torres conversó largamente con los muchachos de la Asociación Hermanos Saiz y la dirección de cultura y finalmente nos dio una entrevista para la televisión, dijo cosas que publicaré en breve. Habló sobre su encuentro con Sabina, la relación con Pablo Milanés o Silvio Rodríguez, de títulos como El regreso del amigo y otros asuntos trovadorescos.
No sé si habrá sido feliz, supo conectar con su público y se hizo fotos, miró con detenimiento algún que otro lugar y mandó a que le trajeran pan, el olor le llegaba desde una dulcería cercana y luego se fue, nosotros nos quedamos, al menos yo, con la alegría de haber unido canciones de siempre al abrazo de este cantor inmenso, yo que le he escuchando siempre con Nítida fe.
Comentarios
Publicar un comentario