El placer de escuchar a Serrat


Mañana iré a escuchar a Serrat, debo verle desde la fila 7 del Gran Rex. Iré a escuchar sus "Versos en la Boca" , aquellas "28 Canciones Inolvidables", todo ese "Material Sensible".  Estaré , lo sé sintiendo, amando, lleno de esa pasión que Serrat ha sabido insuflar en los que hablamos español. 

Cuando Serrat fue a Santiago de  Cuba por allá por los setenta yo no tenía vida, Cuba era otra, aunque para decir la verdad siempre ha sido tremendamente otra, crocante acaso mi patria. Lo cierto es que no penábamos de este modo, quizá de otro, pero Serrat llegó a Santiago de Cuba y dejó un surco de pasiones que aun vive. 

Luego volvió a Cuba y tuvo episodios tremendos como salir en una sala repleta y decir que había que terminar que eso sin final no lo aguantaba nadie, o aquel episodio con la presentadora Raquel Mayedo donde se puso pesa'o el Nano, bueno. "Cada loco con su tema". 

Serrat nos ha llegado a los cubanos por todas partes: desde la radio, los casetes, los cds , las memorias flash o en la voz imprescindible de Santiago Feliú. Aun recuerdo a aquel bardo extraordinario cantando Pueblo Blanco, Mediterráneo o Lucía. Es que Serrat es único y los cubanos lo hemos sabido siempre, por eso venir  a Buenos Aires y tener ese chance tremendo, eso de escuchar a Joan Manuel Serrat no cabe en mis pocas palabras. 


Hoy me bebo una Quilmes, dejo a un lado todos esos programas absurdos que tratan de echar tierra a Cristina Fernández, logro salirme de la derrota  de River anoche, de la mediática  y terrible muerte de  Nisman  y me digo: ¨mañana voy a escuchar a Serrat con su  Antología Desordenada", Escucharé a Serrat " En Directo"  y me place entonces quitarme simbólicamente el sombrero y decir:   Serrat, "El gusto es nuestro".  

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