Usted Preguntará ¿Por qué Marchamos?
Te levantas a las a las 6 de
una mañana de mayo, no han anunciado lluvia, te dicen que vas de rojo o azul o
blanco y sales al mundo, a la calle tuya y ves que otra gente comparte el mismo
día, y no hay mucho café o el cafetín tupió la cafetera pero vas , y no han
llegado los huevos o el pollo se acabó y no alcanzaste, pero te vas y bajas la calle Martí que en La
Maya puede ser Este u Oeste y te vas
mundo abajo.
De todas partes sale gente
común, gente que vende turrones en las tardes luego de laborar ocho horas en el
campo, maestros que atravesaron el Periodo Especial y dejaron allí parte de la humanidad.
Te vas y tampoco son nuevos
los zapatos de andar por esta parte del mundo y la camisa blanca es la misma de
hace tres años pero vas, con algunas pastillas en los bolsillos, vas y la gente
habla de la cerveza de la tarde, el sol se levanta un poco en breve serán las
ocho, Los Van Van suenan en unos altavoces, vas.
De los hombres de verde
penden muchas medallas, hay una muchacha que volvió del Brasil con el dinero de
comprarse el techo con que espanta los ciclones, hay un limpiabotas que sabe
toda la historia de Kid Gavilán, un homosexual que grita los muslos de un
adolescente, una loca, el que jugó el
tres,¨ niño chiquito¨, dice, ¨¿anoche?¨ y te hace un guiño pícaro, vas.
Y te saluda tu maestra de la
niñez: ¨¡Madre mía qué vieja¡¨, piensas
y no ves a los constructores que van por la otra acera, otros médicos que
volvieron del África, los ingenieros con su ciencia al hombro, la paciencia del
verdulero, todos Martí abajo hasta agruparse en 15 bloques, cada uno con sus
sindicatos. Te han dicho que son más de 60 mil y a ti te parecen el mundo,
todos esos colores, del azul, al blanco al rojo. Todos esos muertos ilustres en
las pancartas, todas esas llamas latiendo, vas.
Y dices las consignas, cantas el himno, las palomas atraviesan tu
mirada y el primero de mayo otra vez te siente en esta isla, única, sincera, la
isla pequeña y enorme, larga , una isla con una parte ancha en la que vas a
devorar otra vez la cervezas que reparten en pipas, como si fuera el agua de un
trabajo voluntario (aunque cara) , y sabes que mañana habrá que seguir
trabajando duro pero vas, con la esperanza a cuestas, y la camisa de hace unos
años y vive la fe. A trabajar.
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